lunes, 29 de octubre de 2007

2) ¿Qué hay con respecto a los que dicen que no quieren orar a un pedazo de papel impreso, porque un papel no puede tener el poder de resolver nuestro

Nuestro Gohonzon puede estar impreso, pero así y todo conserva su poder inherente. Un billete de 10 dólares está impreso, al igual que un diploma que certifica nuestro título profesional o que los documentos oficiales donde se nombra a los ministros del gabinete. Todos los documentos importantes están impresos, y cada uno de ellos conserva su poder específico.
El papel es una sustancia física, pero las palabras escritas en él son el espíritu y la esencia de Nichiren Daishonin. El Buda original del Último Día de la Ley inscribió, en la tinta del Gohonzon, su propia vida.

Yo, Nichiren, diluí mi vida y en ella impregné la tinta sumi con la cual inscribí este Gohonzon. Por eso, crea en él con todo su corazón.

El principio budista de la inseparabilidad entre la mente y el cuerpo nos enseña que lo físico y lo espiritual son una misma cosa. La vida se encuentra en la unión de ambos términos. El Gohonzon corporifica la vida del Buda. Cuando invocamos al Gohonzon, no estamos dirigiendo nuestras oraciones a una hoja de papel.
Los textos y libros también son papel impreso, pero al leer las palabras escritas sobre sus páginas adquirimos conocimientos, hacemos nuevos descubrimientos y hallamos nuevas ideas.
Un teléfono celular no sirve de nada sin estaciones centrales que transmitan las ondas de radio de un punto al otro. De la misma manera, el Gohonzon es una «estación central» que nos permite comunicarnos con el universo.