Ya lo sabemos: es gratis, no tiene contraindicaciones, brinda comprobados beneficios... Pero, ¡cómo cuesta practicar todos los días!
Por épocas nos ponemos metas claras, tomamos súper decisiones, y hacemos todo el daimoku del mundo por unos días... hasta que llega la inercia, el exceso de trabajo, todo lo que tenemos que estudiar, la salida que nos merecemos o las tareas que no hicimos, y el espacio destinado a erigir nuestra felicidad absoluta es devorado. Es en ese momento cuando aflojamos poco a poco nuestra decisión, y sentimos que “está bueno practicar… pero puedo dejarlo para mañana”.
A continuación, una guía de preguntas y respuestas útiles para renovarnos en esos momentos en que sostener cada minuto de daimoku nos insume más esfuerzo que estudiar de memoria las 1238 variedades de micro-organismos presentes en la selva mesopotámica.
1) ¿Qué nos pasa si NO practicamos algunos días?
No hacer gongyo un día no es para psicopatearnos ni perseguirnos, el Gohonzon no nos va a “reclamar” por no practicar, mucho menos ¡castigar!... De hecho, a decir verdad muchas personas son humanistas, felices y concretan muchos objetivos sin practicar (ni siquiera conocer) nunca el Budismo, lo que equivaldría a decir que NUNCA han hecho gongyo ni daimoku.
Por otra parte, orar SOLO para “cumplir” con la cantidad diaria de daimoku que nosotros mismos nos pautamos y no “fallarnos”, tampoco generará una gran diferencia positiva en nuestra vida.
Desde el punto de vista del Budismo del Daishonin, invocar al Gohonzon es reafirmar que somos Budas. Es ascender a la máxima altura que existe en nuestra vida para ver todo desde la más amplia dimensión, y luego “descender” para accionar en nuestra realidad concreta con coraje y sabiduría. Lo importante entonces no es cumplir con la cantidad de daimoku, sino SOSTENER cada día esta afirmación en nuestra oración y la firme decisión en nuestros objetivos.
Sensei señala: “El Daishonin no dice nada sobre la cantidad de daimoku que uno tiene que hacer por día. Es algo que queda totalmente a criterio de cada uno, en base a su conciencia y a su sentido de la responsabilidad. La fe es un camino de por vida, así que no hay necesidad de sentirse excesivamente ansioso o angustiado acerca del poco o mucho daimoku que uno hace.
El Budismo existe para liberar a la gente, no para restringirla. Esforzarnos día tras día en la práctica del gongyo equivale a una suerte de ‘entrenamiento espiritual’, que purifica y limpia nuestra vida, pone a punto nuestro motor interior y nos lleva por buen camino durante cada jornada. La mente y el cuerpo funcionan de maravillas y nos sentimos bien sincronizados con el universo”.
2) ¿Cuántos años tendré que practicar hasta ser un Buda, ser feliz?
Comparemos la felicidad con la sensación de sentirnos con la panza llena después de una rica comida, incluido postre y café en el menú. Haciendo esta analogía, la pregunta de arriba sería: ¿cuánto alimento debería comer (años de práctica) hasta sentirme lleno y satisfecho (ser feliz)?
Alguien dirá que su respuesta es un plato de comida, para otro deberá ser una porción doble. Pero esta pregunta encierra una contradicción en sí misma… Acaso, ¿no volvemos a tener hambre al cabo de varias horas de la ingesta anterior? Así como es equivocado pensar que solo tendremos necesidad de comer una vez en la vida, y que una vez satisfechos nunca más volveremos a sentir hambre, es también erróneo sostener que la felicidad es estática, que es un estado que alcanzamos luego de “llenarnos” con cosas que nos causan regocijo, y que luego nunca más volveremos a experimentar desdichas ni dificultades.
El Daishonin afirma: “Sufra lo que tenga que sufrir, goce lo que tenga que gozar. Considere el sufrimiento y la alegría como hechos de la vida, y continúe invocando Nam-myoho-renge-kyo pase lo que pase. ¿No sería esto experimentar la ilimitada alegría que proviene de la Ley? Fortalezca su fe más y más”.
En definitiva, la práctica NO permite alcanzar una felicidad permanente y estática (algo así como estar todo el tiempo en una hamaca paraguaya con un coco en la mano sin que nada altere esta situación). Muy por el contrario, el Buda afirma que la práctica ES LA FELICIDAD EN SÍ MISMA, pues nos permite experimentar una genuina alegría en cada circunstancia que nos toque vivir. Por ende, practicar hasta el último instante de nuestra vida es la oportunidad de vivir una existencia colmada de triunfos y de auténtica dicha, pase lo que pase.
3) ¿Practico para ser Buda, o porque soy Buda practico?
¡Pavada de dilema! ¿El huevo o la gallina? ¿El campeonato o la Libertadores? ¿Pantalón o minifalda?
Analicemos el caso: practicar para llegar a ser un Buda implica que ESTAMOS AFIRMANDO que en principio NO LO SOMOS, y que con el paso del tiempo de práctica iremos elevando nuestro estado de vida hasta alcanzar finalmente la plenitud de la Budeidad. Esta visión establecería que debemos avanzar en nuestra vida ascendiendo de un estado de vida a otro superior, en una escalera de 10 peldaños (desde el estado de Infierno al de Budeidad). Esta visión de la práctica coincide con las enseñanzas expuestas por Shakyamuni en el período previo al Sutra del Loto, en sus enseñanzas provisorias.
Sin embargo, al momento de revelar la verdad, Shakyamuni afirma a través del Sutra del Loto que TODOS SOMOS BUDAS por igual, aquí y ahora. Recurrimos al Gosho para investigar sobre el tema: “Lo mismo sucede en el caso de un buda y un mortal común: no se trata de dos identidades separadas. Uno se llama ‘mortal común’ mientras duda de que la Budeidad y su propia vida son una misma cosa; pero una vez que percibe esta verdad, puede llamarse ‘buda’”.
Desde esta perspectiva, el Budismo del Daishonin nos revela que YA SOMOS BUDAS, que poseemos naturalmente este estado de vida y que por reconocernos como tales invocamos Nam-myoho-renge-kyo.
Llevándolo a nuestra vida cotidiana, practicar para llegar a ser budas es suponer que somos “chiquitos”, enfrentar cada obstáculo, superarlo, y esperar el siguiente para ir creciendo hasta llegar a ser un Buda indestructible. En cambio, partir de la premisa de que somos budas, es partir de nuestra máxima estatura, afirmar que cada obstáculo que se nos presenta es lo que necesitamos para poder “usar” nuestra Budeidad, y con esa convicción “salir a la cancha” para mostrar nuestra fortaleza y nuestro talento.
4) ¿Tengo que hacer daimoku por los demás o por mis objetivos?
La sinceridad frente al Gohonzon es fundamental: Sensei nos indica que “es natural que las oraciones se centren en nuestros propios deseos y sueños. No hay necesidad de fingir que uno está orando por algo elevado cuando no es así. Si lo hacen, en realidad se están engañando a sí mismos. Pero si invocan daimoku de una forma natural, sin reservas, por lo que más ansían, con el tiempo irán cultivando un estado de vida cada vez más amplio y noble. Desde luego, está perfectamente bien hacer daimoku con la decisión de ser una persona más generosa o por el bien de los amigos y del kosen-rufu, es decir, por la felicidad y la prosperidad de todas las personas. Son libres de hacer daimoku por lo que quieran. Todo queda en ustedes. Hacer el gongyo y el daimoku no son obligaciones, sino un estupendo derecho que todos tenemos”.
En definitiva, SI NUESTRO CORA-ZÓN ES SINCERO, persiguiendo un objetivo propio también estamos contribuyendo a la felicidad de los demás; sin duda, cada uno de nuestros amigos se verá contagiado al ver nuestro triunfo; y nuestra convicción en la fe se renovará para alentar más y mejor a nuestro entorno.
Practicar hasta que salga
Ser felices de verdad es trazarnos una gran meta (trabajo, amigos, sociedad, familia) y esforzarnos por concretarla. Pero, ¿por dónde empezar? EL PRIMER PASO, el fundamental, es nuestra DECISION EN LA FE.
“La fe nos permite transformar no sólo nuestros problemas cotidianos, sino también las bases mismas de nuestra vida. Mediante nuestra práctica budista, (gongyo y daimoku) podemos desarrollar un sólido núcleo interior, y una reserva inagotable de buena fortuna. (...)”.
Plenos de convicción en que no hay oración que quede sin respuesta, ¡¡desafiémonos con sinceridad en la fe hasta concretar sin falta todos y cada uno de nuestros grandes objetivos!!
Por VAS21
Gracias,justo habia dejado de orar y hoy retomo para mantener mi trabajo actual,pero tenia algo de culpa por no haber orado los dias anteriores. Tengo mas claras las cosas ahora.
ResponderBorrarUn abrazo.
Nicolás Gonzáles
Buenas tardes, estoy buscando un grupo de SGI, en Bogotá Colombia y no lo encuentro.
ResponderBorrarpor favor ayúdenme
gracias
Hola maria luisa, soy gabriele, italiano, y termino de mudarme en bogota...yo tb estuve buscando un grupo aca en bogota.....estaria bueno por ahi buscarlo juntos o juntarse para hacer gyongyo...te paso mi mail gabrielevalentini@yahoo.it
Borrarme han enviado Cantando con el corazón en ena mañana dificil para mi, gracias por ayudarme y reforzar mi fe.
ResponderBorrarLes abrazo muy fuerte
Marita
muchas gracias por mandarme estos articulos tan alentadores siempre es importante recordarlos para alentarnos cada dia
ResponderBorrargracias por todos los artículos que me han enviado.
ResponderBorrarHola, nos hemos tomado la libertad de publicar tu artículo en nuestra página de Facebook. Nos pareció muy bueno y quisimos compartirlo. Saludos cordiales desde Venezuela! http://www.facebook.com/pages/NMRK_/210234202380193
ResponderBorrarHola!yo soy gabriele, italiano, y termino de mudarme a bogota...tb busco grupos , estaria bueno juntarse...te paso mi mail gabrielevalentini@yahoo.it
ResponderBorrarun saludo a todos los extranjeros que pertenecen al SGI que se encuentran en Bogotá, me gustaría conocerlos y buscar un grupo en Bogotá y practicar Budismo.
ResponderBorrarmi correo: marialu0@yahoo.es
Muchas gracias!
ResponderBorrarestá tan bien escrito y explicado que es un bálsamo para
mi alma.
Gracias!
Ines Vargas